7/1/12

2012

Este año no me ha parecido Navidad. El estar con la familia ha sido lo importante, claro. Pero quizás el hecho de un muy soleado Madrid haya hecho que el significado de estas fiestas se sintiese algo distante. No sé. Siempre he imaginado copos de nieve en Navidad. 
Este año ese sol radiante hacía sonreír, de acuerdo. Y las luces que por las noches adornan las calles también te hacían levantar la vista esperanzado. Gran Vía estaba tan abarrotado de gente que era imposible caminar. Y las compras navideñas no han faltado para nadie. Pero no, no me ha parecido Navidad. Y mucho menos Año Nuevo. Porque me tomé las uvas sin ganas... y no muy convencida. Pero, ahora que lo pienso... (en pleno día 7 de enero) quizás sea el momento de elaborar una de esas listas de propósitos. 
Y, lo cierto es que no quiero esos propósitos que se olvidan en febrero. No quiero una lista de cosas imposibles. Quiero algo real porque... siempre hay oportunidad de empezar de nuevo no? De otras oportunidades... de lograr muchas más metas y, joder, 2012 suena genial. 



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