A mi me gustaba mucho escuchar a Sara cuando se ponía a divagar, a contar episodios de su vida o cosas que pensaba, incluso cuando eran tristes. Uno de esos viernes que quedábamos varios de la clase a las 9 para desparramar un poco, ella y yo nos sentamos en la acera y me dijo que le gustaría rebobinar a cinta de su vida, dar a la pausa en el momento en que todo se estropeó y a partir de ahí. Lo malo era que desconocía cuándo había sucedido eso, cuándo su vida hizo clic, cuándo los renglones empezaron a torcerse y las estrellas a perder el brillo a brillar desde más lejos.
Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero.
- Martín Casariego Córdoba-
(página 83; capítulo 15)
Yo sólo quería demostrar que éramos capaces. Lo que importa es el viaje, no la meta. Lo que importa es el camino que no tiene retorno. Lo que cuenta no es el resultado, sino el esfuerzo, el reto, no el fin. Lo que importa no es la vida, sino estar vivos.
(página 128; capítulo 25)
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